Allá por el año 1954, vivía Tomás López Maillo en un pequeño y acogedor pueblecito llamado Mogarraz, situado en el corazón de la espléndida y cautivadora Sierra de Francia.
Tomás estaba lleno de inquietudes e ideas, viendo que en su pueblo natal había demanda de carne y derivados. Así que un día se cargó de valor y decidió embarcarse en su nueva empresa, la cuál le quitaba el sueño por las noches. Una empresa arriesgada, propia de lo que hoy conocemos como de
un emprendedor. Pero nuestro abuelo tenía claro que,
a base de esfuerzo, trabajo, buenas ideas y un producto de calidad, su proyecto llegaría a buen puerto, y así lo hizo.
Nuestro abuelo montó un
pequeño matadero donde comerciaba carne de vacuno y porcino fundamentalmente, pero lo hacía a una escala muy pequeña, prudente de no correr riesgos innecesarios.
Todo este esfuerzo inicial fue vivido y heredado por su hijo pequeño
José Antonio López Díaz, persona activa, trabajadora y con un mayor afán emprendedor que su padre. José Antonio decidió en 1969 ampliar la zona de comercialización a toda la comarca y estableció nuevos lazos comerciales. Con el tiempo vio la necesidad en la empresa de fabricar directamente productos curados de cerdo ibérico, debido a su gran calidad y demanda del producto, que lo hacía único. Así decidió en 1977, con gran valentía, alquilar una pequeñita fábrica, con los medios justos para fabricar él mismo. Aquí comienza nuestro camino en la
fabricación y comercialización de nuestra especialidad en el cerdo ibérico.
Los años pasaron y la mente inquieta de nuestro padre decidió comprar una fábrica más moderna y versátil
en 1989, en la Sierra de Salamanca. Con el tiempo decidió construir otra, en 1989, y ampliar la primera, dotando además a esta de la posibilidad de poder
exportar fuera de las fronteras de la
Unión Europea. Por último, José Antonio adquirió una nueva fábrica, hace varios años, basándose en su ambicioso proyecto de convertir a López Puerto en una empresa referente dentro del Ibérico en España, con productos de calidad, como son sus productos
Denominación de Origen de Guijuelo. Todo ello contando con la ayuda incondicional, útil y racional de sus dos hijos,
José y Tomas López Puerto, sin los cuales no hubiera sido posible este gran proyecto, que, debido a la constancia, sacrificio y buen hacer de una familia, ha sido posible. Basándose también en la calidad de nuestro producto, desde el origen en nuestras granjas de selección racial, contando así con los mejores ejemplares, culminados en la
dehesa a base de bellotas y teniendo reflejo en esas sonrisas que esbozan y se expresan sin pudor al degustar nuestros productos. Razón que nos motiva, ayudándonos cada día a superarnos y ser más competitivos e innovadores, cercanos a todas esas familias a las que, desde aquí,
agradecemos su confianza en López Puerto y que son la razón de ser de esta Marca.